miércoles, 27 de febrero de 2013

CARTA DE UNA GATITA, DESDE LA ETERNIDAD


Querido ángel:

No sufras por mí, ahora estoy en el paraíso con otros que como yo, han traspasado el umbral.

Recuerdo cuando me viste aquella noche debajo de un coche, supiste que debías aparcar el tuyo y acercarte a mí. Lo que temías, no empañé tu móvil porque ya no respiraba y entonces dijiste “qué vida asquerosa”.

Te quedaste a mi lado, triste e impotente, esperando quizás que alguien se detuviese para compartir tu dolor, pero nadie lo hizo. Y es que los gatos no somos importantes para muchas personas, somos sólo eso, gatos, invisibles para la mayoría, sólo hablamos con la gente que tiene mucha imaginación.

No me conocías mucho, pero para ti sí era importante. Cuando el hombre que nos cuidaba dejó de ponernos comida al pie de unos contenedores en el centro del pueblo, bajé a buscarte porque entre los gatos se comentaba que dabas bien de comer.

Y era cierto, cuando te encontraba siempre venías hacia mí con una sonrisa y una latita apetitosa. Yo comía sin parar mientras tú me acariciabas el lomo y me decías lo bonita que era.

Pero no sufras, ahora estoy en el paraíso, aquí no hay coches que van como locos como el que me atropelló, ni venenos que hacen retorcerse de dolor, ni jaulas que secuestran para matar. Aquí sólo estamos nosotros con nuestros buenos recuerdos, felices y tranquilos hasta el fin de los tiempos.

Gracias, ángel, por haberme querido y sé que cuidarás de mis pequeños y de todos los gatos abandonados  que encuentres en tu camino.

Hasta siempre.




 La triste realidad es que entre un 30 y un 40 por cierto de

 los animales que viven en la calle, mueren atropellados en

 muertes que podrían haberse evitado.

                            

miércoles, 20 de febrero de 2013

OS TENEMOS CONTROLADOS


Nuestra asociación está registrada como Dios y la Generalitat mandan en el Registro de Asociaciones, con todas las de la ley, pero queremos reconocer que todo ha sido un astuto engaño. Los socios firmantes y actuantes no son más que unos simples títeres de intereses ocultos que pretenden enfrentarse con éxito a nuestros tradicionales enemigos.
En realidad somos una asociación de gatos, que al ser todos analfabetos hemos convencido a un pequeño pero activo grupo de amigos humanos para que actúen legalmente por nosotros.
En realidad los componentes oficiales de la asociación tienen un acuerdo secreto con nosotros, los gatos locales, para representarnos organizadamente contra los brutos, inciviles, salvajes y desquiciados enemigos a los que tenemos que ponerles coto. 
Queremos que sepáis que ahora que ya somos legales podemos haceros saber que os tenemos controlados, que sabemos perfectamente quienes son nuestros amigos y quienes nuestros enemigos, que sabemos perfectamente dónde estáis, dónde vivís, nos sabemos vuestras caras y vuestro repugnante olor a enemigos de los gatos, que sabemos a qué horas salís, dónde vivís, y todo lo que es preciso para denunciaros por los muchos malos ratos y malos tratos que nos habéis dado durante tantos años de ignorancia y marginación social que hasta ahora hemos tenido que sufrir.
Pues queremos que sepáis que eso se está acabando desde que hemos convencido a un grupo de inocentes humanos de que rellenen esos extraños papeles y vayan a docenas de consejerías, ayuntamientos, haciendas, y no se sabe cuantos sitios más para que nuestra asociación sea perfecta y totalmente legal.
Ahora por fin no estamos solos. Es la hora de la verdad. ¡Temblad al fin, enemigos de la vida felina alcossebrense!

El gato con votos

domingo, 10 de febrero de 2013

UNA GATA DE TANTAS

 Al doblar la esquina vi un bulto pequeñito en la banqueta, al acercarme vi que era un gato. No se movía, ni siquiera cuando estuve a su lado. Eso me pareció preocupante: los gatos suelen echarse a correr ante un desconocido, y más si viven en la calle. Una persona hablaba por teléfono para ver si a una amiga suya le interesaba adoptarlo, pero no. Entonces pensé: "no puede quedarse aquí, le va a pasar algo". Por aquel entonces yo comenzaba recién a desenvolverme en el activismo pro Derechos Animales y era novata en el tema de los rescates, pero esto era una cuestión de sentido común. El animal iba a morir si se le dejaba en la calle, alguien tenía que ayudarlo y yo estaba ahí en ese momento y no podía darme la vuelta y seguir mi camino como si nada.

Corrí a la tienda de la esquina y conseguí una caja de cartón, la pedí "para el gatito que está en la esquina". Lo habían visto. "Ya lleva ahí mucho rato", dijeron.

Me sorprendió que aun sabiendo su situación no hubieran decidido ayudarlo, siquiera ofrecerle agua.

Lo tomé entre mis manos, más bien con una mano pues era muy pequeño y lo coloqué en la caja. Tenía la frente cubierta por algo que parecía un hongo y su ojo derecho estaba casi cerrado. No tenía pelo en esa zona. Se sentía liviano y frágil, como si estuviera hueco.

El pronóstico de la veterinaria no era muy alentador. Tenía deshidratación, parásitos, hongos y mucha mucosidad. Estaba débil y tal vez no sobrevivía al tratamiento. Al ser un animal sin dueño, la pregunta obligada era quién cubriría el costo de la hospitalización y el medicamento. ¿Será eso lo que detiene a la gente para ayudar a un animal en aprietos? Creo que renunciando a un par de salidas nocturnas o a unos zapatos nuevos se puede hacer más de lo que se cree.

Dos días estuve al pendiente de su estado y al tercero mejoró. Era una gatita y estaba anunciada en adopciones, pero nadie la quiso. Cuando el único tratamiento faltante era untarle una pomada en la ceja, la veterinaria me preguntó: "¿Qué vas a hacer con ella?" Había que decidir y no veía muchas alternativas. "Yo la adopto", dije.

En casa estaba mi gato y no sabía cómo reaccionaría a su presencia. Al principio fue hostil y territorial pero con el tiempo se hicieron amigos, jugaban, se lamían y dormían uno al lado del otro. Fuimos una familia durante 10 años. Incluso nos cambiamos de país. Nada me detuvo para que los 3 estuviéramos juntos.

No entiendo a la gente que se cambia de domicilio y da en adopción al perro o al gato. ¿acaso dejarían a sus hijos porque es caro pagarles el pasaje de avión? Tampoco estoy de acuerdo con los reglamentos de condominio donde se prohíbe tener animales no humanos. Los bebés y niños pequeños pueden ser más molestos por sus llantos y gritos y no por ello están prohibidos. Esto orilla a que la gente se deshaga de sus animales de compañía.

Mi gatita murió hace unas horas. Aún siento el vacío físico que dejó, pero confío en que está en un lugar mejor. Le di lo que pude darle. Un hogar cariñoso, comida, vacunas, atenciones, compañía. Seguramente ella me dio más que eso. Me habría gustado ofrecerle un jardín con árboles donde trepar, pero no usé de pretexto el hecho de vivir en departamento para adoptarla. Los animales de compañía necesitan un hogar más que su libertad porque en las calles no hay condiciones favorables para una supervivencia digna. Es lo mejor que podemos ofrecerles.

El duelo no me detendrá tampoco para adoptar otra gata. Mucha gente decide no convivir más con animales a raíz de una muerte pues no quieren volver a pasar por ese dolor. Yo estoy viviendo ese dolor, la extraño, pero tampoco usaré eso como excusa para darle la oportunidad a otro habitante de la calle. Mi próxima gata también será esterilizada para evitar nacimientos indeseables, porque luego no hay dónde colocar a las crías.

Mi gatita no hacía cosas extraordinarias, era simplemente un animal sin hogar que -como todos- merecía una vida mejor y yo intenté dársela. Como ella, hay miles de gatos y perros esperando ser adoptados. Dejemos a un lado las preferencias de razas. Ayudemos a esos animales que vagan en las calles, que han sido atropellados, heridos, que están enfermos, que alguien abandonó. Busquemos en refugios, en redes sociales, en veterinarias. Siempre hay animales por adoptar.

Todos y cada uno de ellos, son especiales.

(tomado del blog AnimaNaturalis.blogspot)
Dra. Leonora Esquivel Fríass
Cofundadora de AnimaNaturalis Internacional