jueves, 31 de octubre de 2013

LO QUE LA EXPERIENCIA NOS ENSEÑA




Si decides cuidar a algunos gatos callejeros en tu pueblo o ciudad, debes tomar ciertas precauciones para evitar que lo que en principio es una actividad solidaria que parece inofensiva a simple vista, se convierta en la peor de tus pesadillas.

Es importante que:

Ø   Ames profundamente a los animales para que no cedas ante las dificultades que pueden surgirte.

Ø   Tengas una economía que te lo permita pues acabarás gastándote bastante dinero entre comida, medicinas y veterinarios.

Ø       Poseas un espíritu templado para que las críticas te resbalen.


 Ten en cuenta que:

Habrá gente que independientemente de tu lucidez mental te apodará como “la loca (o el loco) de los gatos”.

 Habrá algunas personas que te digan “si tanto los quiere lléveselos a su casa”. Desde luego que ni podemos ni debemos actuar así, pues acabaríamos probablemente con más gatos en nuestro domicilio de los que nunca hubiéramos imaginado.

Habrá quien te diga, “si usted les da de comer no cazan”. Sin embargo eso no es cierto porque el instinto cazador no lo pierden nunca. La única diferencia es que quizás no se coman a sus presas.

Habrá  quienes te digan “si los alimenta, habrá más y más”. Tampoco es así puesto que si los cuidas responsablemente controlarás su natalidad.

Habrá gente que vaya más allá y te amenace con denuncias, con multas, con matar a los gatos, individuos maliciosos y sin escrúpulos que te acosen sin piedad inventando bulos sobre ti para dañar tu imagen ante los demás, incluso pueden intentar dar la vuelta a la tortilla y acusarte de que maltratas a los animales y todo ello con el fin de que desistas. En este caso no olvides que el acoso y las amenazas son delitos que puedes denunciar. Lleva siempre a mano la grabadora de tu móvil para grabar estas amenazas, en caso de tener que denunciar estos hechos te serán de utilidad. Y no olvides que tú no estás haciendo nada ilegal.



Afortunadamente habrá mucha más gente que te valore y aprecie por lo que haces pero hacen menos ruido que los anteriores. Procura rodearte de gente buena, generosa y con sensibilidad hacia el bienestar animal que sepa valorar lo que haces. Pídeles ayuda y colaboración. Y no olvidas que como dice el refrán, “lo bueno abunda”.

Si te sientes injustamente tratada no calles, no les hagas ese favor a los maltratadores.  Escribe, habla, haz que se sepa. Dar aire al maltrato que tantas veces sufren los animales callejeros y al acoso que con frecuencia sufrimos quienes les cuidamos y alimentamos es la única manera que tenemos para ganarles la batalla.

 Si tienes en cuenta estas recomendaciones nacidas de nuestra experiencia, cuidar a los gatos callejeros se puede convertir no sólo en una actividad solidaria sino también en algo maravilloso, gratificante y placentero que llene tu vida de amor incondicional.


Asociación protectora  FELINOS DE ALCOSSEBRE.